Saturday, May 21, 2011

Posible éxodo de indocumentados causa alarma en Georgia

Ley migratoria puso al borde de la deportación a miles de inmigrantes sin papeles


LYONS, Georgia - Abundan los indicios de que Vidalia, zona productora de cebollas, podría sufrir un éxodo. Volantes en los negocios mexicanos dicen que se ofrece transporte gratis a toda persona dispuesta a trabajar en la cosecha de jalapeños y otros chiles en la Florida y mora azul en las Carolinas. Un pasaje de ida solo no requiere reservaciones.

Inmigrantes de Georgia

Los indocumentados y sus familias que recogen las cosechas en la región cebollera del sudeste de Georgia están contemplando la posibilidad de irse del estado para no correr riesgos de ser deportados ahora que el gobernador Nathan Deal firmó una ley diseñada para combatir a los extranjeros sin papeles.

Si bien la mayoría de los estados se negaron a sancionar leyes contra los indocumentados, Georgia y Utah, dos estados conservadores, decidieron seguir los pasos de Arizona y tomar cartas en el tema de la inmigración ilegal. Esta semana se convalidó el proyecto de Georgia, que es uno de los más severos del país, y de inmediato comenzaron a surgir divisiones entre los votantes de los suburbios y los del campo.

Llanto y miedo

Sandra Almanza, de 20 años, lloró detrás del mostrador del negocio de su madre, La Michoacana, al pensar que podría tener que separarse de su marido, un mexicano sin papeles y el padre de la niñita que lleva en el vientre. La pareja está terminando la habitación de la niña.

"Ya la pintamos, pero no sabemos cuánto tiempo nos quedaremos aquí", expresó Almanza, una ciudadana estadounidense cuyos padres vinieron a Lyons hace años a trabajar en la cosecha de cebolla.

Su negocio vende tarjetas para llamadas telefónicas y gira el dinero que los trabajadores migrantes envían a sus familias. "No tenemos demasiadas opciones", se lamentó Almanza.

Las medidas contra los indocumentados son populares en los suburbios de Atlanta, donde la población hispana ha aumentado mucho en tiempos recientes y abundan los carteles en español. Los residentes se quejan de que los indocumentados se quedan con sus trabajos y representan una carga para el estado.

"Los ciudadanos de Georgia quieren que se tomen medidas", declaró el representante republicano Matt Ramsey, autor del proyecto recién aprobado, quien vive 48 kilómetros (30 millas) al sudoeste de Atlanta. "Le hacen saber a sus legisladores que quieren que se resuelva este tema".

Qué dice la ley

La nueva ley castiga a quienes den refugio o transporte a indocumentados en determinadas circunstancias y permite que la policía corrobore el status migratorio de personas sospechosas de haber cometido un delito si no tienen identificación válida. El uso de documentos falsos para conseguir trabajo pasará a ser un delito grave cuando la ley entre en vigor en julio.

Se requerirá asimismo a las empresas con más de diez empleados que usen el banco de datos electrónico del gobierno federal llamado E-Verify para corroborar el status migratorio de las personas que empleen. Esto no le cae bien a los hacendados ni a los indocumentados que trabajan para ellos.

Pero a tres horas de auto de Atlanta, en el interior del estado --una región tradicionalmente derechista--, mucha gente se opone a la ley por temor a quedarse di empleados, con y sin papeles.

La cosecha de cebollas es dura.

Trilladoras y cosechadoras mecánicas pueden recoger algodón, maní, maíz y trigo. También hay máquinas que sacuden árboles y recogen nueces del piso. Pero las frutas y vegetales se magullan y estropean fácilmente y requieren atención especial.

Condiciones difíciles

En un campo polvoriento cerca de Lyons, grupos de peones latinoamericanos se agachan para recoger cebollas bajo un sol abrasador. Colocan los bulbos en cestos de plástico rojos, los cuales son cargados en un camión. Cada cesto representa 38 centavos de dólar para un peón.

Un buen trabajador puede llenar 300 cestos al día y ganar algo más de 100 dólares. Los empleados con papeles, que vinieron con visas temporales, cobran más.

Sus ropas quedan empapadas por el sudor. Y sus pasos levantan una polvareda que les tapa la nariz y se les pega a la piel.

Alfredo Pérez dice que llegó ilegalmente de México hace tres años y trabaja en cosechas en Florida, Michigan y Georgia.

"La ley es dura, no nos quieren dejar trabajar aquí", manifestó. "No somos delincuentes. Venimos durante la temporada de recolección de cebollas, pero por esta ley, vamos a tener que pensarlo mucho antes de volver".

Las autoridades tienen que decidir ahora cómo hacen cumplir la nueva ley.

Fuertes presiones

El sheriff del condado de Toombs Alvie Lee Kight Jr. sabe bien cuál es su dilema, ya que es el responsable de patrullar la zona. Su familia cultiva cebollas en Vidalia y prominentes agricultores le piden que sea tolerante. Por ser un funcionario elegido, sin embargo, podría enfrentar presiones para que emplee mano dura con los indocumentados.

Comprende a ambos bandos. Dice que su familia a veces no consigue visas para trabajadores temporales y se ve obligada a contratar gente de la zona. De todos modos se corre el riesgo de contratar indocumentados. Si alguien presenta documentos que parecen ser legítimos, el empleador da por sentado que todo está en regla.

Kight está a favor de que se refuercen las medidas en la frontera para frenar la llegada de indocumentados. Pero el país debe resolver la situación de las personas sin papeles que ya se encuentran en el país, indicó. Si bien no sabe cuál es la solución, cree que hay que facilitar la venida de trabajadores temporales.

"No deberíamos tener gente sin papeles. Debe haber una solución práctica. Necesitamos a esta gente, pero con papeles", expresó.

Los agricultores de la zona temen lo que sucederá si se quedan sin estos trabajadores, tengan o no papeles.

Visas temporales

Delbert Bland es propietario de Bland Farms, una de las haciendas que más cebollas produce. Bland y su padre empezaron con dos hectáreas en 1983 y hoy tienen una operación internacional que genera 100 millones de dólares en ventas anuales.

Su hacienda recurre a un programa federal de visas temporales y trae hasta 350 trabajadores para la recolección de cebollas. La hacienda debe pagar los costos de viaje, alojamiento y servicios, y sueldos por encima de los del mercado. Pero Bland considera justificado el gasto, comparado con las pérdidas que sufriría si hay escasez de mano de obra en la temporada de cosecha, entre abril y junio.

Si la policía adopta mano dura, el impacto será enorme, según Bland.

Hace poco el agricultor llamó a la policía porque un motociclista pasaba a altas velocidades por su campo. Cuando llegó el agente, cundió el pánico entre sus trabajadores. Uno de ellos fue a hablar con él.

"Viene y está blanco como un fantasma. Me dijo, 'sr. Delbert, vino la policía. ¿Qué hacemos?' ¡Y ese peón tenía papeles!", relató Bland.

Maniobra política

El administrador de la hacienda, Michael Hively, dijo que la represión de los indocumentados es una maniobra política de distracción.

"Hace que la gente desvíe la atención de cosas más importantes", sostuvo Hively.



El agricultor R.T. Stanley Jr., de Stanley Farms, cultiva 485 hectáreas de cebollas. Algunos de sus peones vienen con visas temporales y también contrata a otros que podrían presentar documentos falsos, según él mismo admite.

Pero se ríe cuando se le menciona la posibilidad de que los estadounidenses hagan ese trabajo.

"Generalmente contrato gente de aquí al principio de la temporada", señaló. "Vienen y actúan como si realmente quisiesen trabajar. ¿Sabe cuánto duran? Dos horas. Dicen que es un trabajo demasiado pesado".

Centro de ayuda

Cuando los trabajadores migrantes llegan al pueblo, a menudo golpean la puerta del Proyecto de Comunidades del Sudeste de Georgia (Southeast Georgia Communities Project) de Lyons, que ofrece comida a indigentes, distribuye ropa y da clases de inglés. Su directora, Andrea Hinojosa, hace de enlace entre los migrantes que hablan español y el mundo anglo a su alrededor.

Dice que a los blancos les encanta decir que no quieren indocumentados. Pero que en el fondo se benefician de su presencia. A sugerencia de Hinojosa, el almacén local de Wal-Mart comenzó a vender lengua de vaca y pancita o mondongo, muy consumidos por los hispanos.

"Dejan miles y miles de dólares" en la economía local, expresó.

Hinojosa dice que recibe muchas llamadas de personas blancas que buscan gente para que trabaje en su jardín o en la limpieza y que cobre poco, pero que "no votarían por alguna forma de visa de trabajo".

Futuro incierto

Nadie sabe bien qué sucederá cuando la ley entre en vigor, pero ya se están sintiendo algunas consecuencias. Almanza pronostica que el negocio de su madre cerrará porque su clientela latinoamericana se irá. Luego de haber vivido la mayor parte de su vida en este pueblo de 4 mil habitantes, descarta volver a la Ciudad de México.

"Una no conoce a nadie", declaró. "Es una ciudad grande en la que te puedes sentir perdida. No creo que podría estar allí".

Stanley afirmó que el sistema de E-Verify le impide contratar la cantidad necesaria de peones, su negocio podría fundirse.

"Podría verme obligado a cerrar", manifestó. "Habrá que esperar y ver qué pasa".
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